Mi sueño no era casarme
Para ser honesta el matrimonio nunca fue una meta para mí, si bien las ganas de compartir mi vida con alguien siempre han estado presentes, plantearlo en un evento no era prioridad, no contaba con que mi pareja decidiría proponerme matrimonio y tampoco sabía como lo manejaríamos. La forma en que me pidió matrimonio fue muy nuestra: no hubo cámaras, solo estábamos nosotros dos, yo me encontraba en pijama, adolorida, me estaba recuperando de una cirugía y él cuidaba de mi. Él se acercó con una cajita blanca y mientras la abría pensaba "no te emociones, ha de ser un collar" (dato cultural: no uso collares. Aún así intentaba calmar mi emoción), cuando la abrí encontré un anillo e inmediatamente me solté a llorar. Sus palabras fueron "Entonces, ¿Quieres pasar una vida juntos?", entre llantos dije que sí. En algún momento del día me dijo que esperaba que supiera que ese anillo significaba que me amaba y no pensaba irse a ninguna parte, esto es algo que me ha demostrado...